sábado, 12 de diciembre de 2015

Columna periodística: SEMÁFORO.

LA MALINCHE VIVE… EN CADA UNO DE NOSOTROS.

Exal Baltazar Juan Avila/APyPM

VERDE
México es un país lleno de gente de todos los colores, descendientes de un montón de países y Tapachula aún más, es una ciudad producto de las Migraciones: China, japonesa, alemana, francesa, salvadoreña y demás; no somos de un solo color ni cumplimos con los estándares de belleza de nuestros antepasados. Somos hospitalarios, no perseguimos migrantes ni les damos menos derechos, al contrario, ellos tienen más posibilidades de recibir servicios médicos en una clínica de gobierno sin trabajar para éste último.

Sin embargo; la mayoría ama su país, sus colores, música vernácula, historia y raíces, los paisajes y la fauna emblemática de cada estado, el curioso perro llamado Xoloscuintle de escaso pelaje. Cada día de la independencia, los parques se abarrotan, las televisiones sintonizan “El Grito”, bares y restaurantes se adornan y preparan para la noche mexicana, los autos ondean la bandera nacional; en redes sociales se pregonan nacionalistas luchando contra malinchistas quienes se quejan de una u otra cosa del país. Algunos aún se burlan de la muerte el dos de noviembre, beben chocolate y piden conserva.

Somos más conscientes de nuestras raíces, recordamos al presidente Benito, indígena y de gran potencial. Se puede ver gente repudiando el Halloween por ser extranjero, peleando unos con otros por la falta de identidad como mexicanos; vamos mejorando, gente, pero solo de dientes para afuera.

AMARILLO.
Tenemos muy arraigadas ciertas costumbres extranjeras, producto tal vez de los medios de comunicación, el internet y la importación de productos de diversa índole y por si fuera poco, vienen más costumbres pretendiendo lo mismo, algunas de ellas no solo dañan el nacionalismo. Un claro ejemplo de lo anterior son los llamados globos de Cantoya con su colorido papel china y luminosa peligrosidad. Olvidamos el efecto invernadero y como en Cantoya son encendidos a las orillas del mar, no en medio de la ciudad ni cerca de los árboles donde el riesgo de incendio es mayor.

Retomando el tema, hay más celebraciones extranjeras que el Halloween y no podemos quitársela a la población, tal es el caso de la navidad. Ésta fiesta cristiana instaurada como parte de la evangelización, donde las personas se vuelven menos egoístas, olvidan por una noche las rivalidades y rencores, brindan por los buenos tiempos pero no es de origen maya, azteca, olmeca ni nada surgido en nuestra región. Lo mismo ocurre con el año nuevo, pese a los antojitos mexicanos encontrados en nuestras mesas, su origen es romano, antes conocida como la celebración del sol invicto, pero ya la adoptamos y nos abrazamos esa noche, tragamos uvas como si fueran mágicas y a una hora específica. Son extranjerismos difíciles de erradicar, estrategias comerciales reactivando la economía del país, miles de regalos son comprados en comercios locales, millones de personas invierten en mercancías destinadas a ser vendidas en las fiestas decembrinas, es un monstruo tragándonos y no nos quejamos, pues representa un bonito pretexto para unir a la familia, cenar sin peleas, ver reír a los niños, tendernos la mano aunque para enero no tengamos ni para la comida después de tanta celebración.

ROJO.
Pese a los esfuerzos de nuestra población por mexicanizar las fiestas, es casi inevitable caer en extranjerismos (¿apoco los aztecas tomaban sidra?). Pero el malinchismo no se termina en evitar las celebraciones o adaptarlas en su defecto, va más allá, también se encuentra en los alimentos del día a día, para muestra un botón: ¿Cuál es la comida típica de Tapachula? ¿Dónde la encontramos? El chop suey ni mexicano es, mucho menos los restaurantes de comida china abundantes en el centro, mucho menos los puestos de hamburguesas y Coca-Cola.

Sé de sobra, hay personas luchando contra esto, peleando por volver a nuestras raíces, esforzándose por ser más mexicanos que el mole pero siempre olvidan algo: el idioma. Si bien en este punto del desarrollo social el español es uno de los idiomas más hablados alrededor del mundo y no las lenguas madre; tampoco hay motivos para degenerar más el idioma, un claro ejemplo es el amplio número de palabras agregadas al diccionario español por la Real Academia de la Lengua Española, por eso es posible decir y escribir “escáner” en lugar de “scanner”. Por si esto no fuera suficiente, quiero escuchar a uno de esos haters nacionalistas hablar sin modismos anglosajones, olvidando el “ok” y diciendo “ta güeno”, dejar de “wachar” (para quien no lo entienda, es la palabra watch del inglés cuyo significado es “ver”) a los demás, ir más allá del “keep calm” y el “shopping”, ser educados diciendo “por favor” y no “please”, dejar de lado el OMG o el LOL de las redes sociales. Es triste decirlo, ya no son solo los jóvenes quienes caen en estos modismos extranjeros y menospreciar nuestro idioma también es malinchismo.

La malinche vive en todos nosotros, quienes agachan la cabeza y quienes se quejan sin hacer nada. ¿Estamos dispuestos a perder nuestra identidad? ¿O ya no recuerdan cuando China quiso quedarse con los derechos sobre el diseño de nuestra bandera o la preparación del mole? Un hecho reciente es la grosería de Isabel Marant, diseñadora de Antik Batik con su registro de los diseños de los mixes, como diseños suyos, franceses, pese a los siglos de producción de blusas con este diseño en Oaxaca. Muchos se quejan pero nadie hace nada, ni siquiera firman la petición en la página web Change.org. No basta con republicar ni compartir en Facebook, discutirlo en casa o el trabajo, como mexicanos, debemos hacer algo por nuestra identidad y dejar de poner filtros de banderas extranjeras en nuestras fotos de Facebook.

SEMAFORO DESCOMPUESTO.

MAPASTEPEC.
Desde este bello pueblo de gente alegre y dicharachera, en el que no importa si haya o no haya dinero pero fiesta los fines de semana no faltan por cualquier motivo y desde allá nos manda a saludar nuestro buen amigo lector Noé Juárez Pavón, y nos menciona que en el hospital de esta localidad hicieron evaluación de personal entre ellos al empírico radiólogo Julio Gonzales, quien demostró su capacidad para continuar en ese puesto. Nuestras felicitaciones y reconocimiento. No se necesita ostentar un título profesional que muchos tienen y que cuentan con una fuente de trabajo al cual sirve para mantener a toda la familia pero que desgraciadamente no desempeñan como debiera ser. Sigue preparándote Julio.

Denuncias y comentarios: periodistaexal2015@hotmail.com  Cel. y Wts. 962 10 80 934

Tapachula, Chiapas, México; 11122015

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